¿Parejas desechas o malas elecciones?
Parecía que el tiempo se hubiese
detenido. Había pasado unos quince minutos y aquella pareja seguía recriminándose
media vida pasada y la otra media por vivir, mientras mis lágrimas empezaron a caer
tontamente mientras les miraba, me preguntaba ¿que tanto me parezco a ellos? ¿por
que hay tantas vidas destrozadas? Hijos, padres, hermanos, familias enteras
afectadas por la infelicidad de las personas y el no saber escoger quién estará
a nuestro lado el resto de nuestras vidas. Miraba los labios de aquella aparente
bella pareja que hacía unos meses irían paseando enamorado por donde yo llevaba
a mis hijos a aquel parque a jugar. ¿Que les ha pasado, Dios?
¿Infidelidad?¿Maltrato?¿sequedad del amor?
Tengo un
Master en Antropología humana y un doctorado en Sicología Conductista, pero eso
no evitó mi divorcio de una pareja mal elegida, pero acaso no lo volvería a
hacer,... seguramente si, no lo se, tengo el corazón enamoradizo y estoy
sediento de cariño, pero ¿quien no? Lo que sí se es que no quiero cometer los
mismos errores, y quizá con mi experiencia pueda evitar que alguien cometa
algún error y traer más tragedia a un mundo que ya tiene más que suficientes.
Espero que
en estas semanas pueda expresar mis sentimientos de tal manera de quien lo lea
pueda sentirse como yo me siento y que recuerde que si se equivoca, aún no esta todo perdido.
1. Saber
elegir
A cada instante elegimos, elegimos ir o no ir a trabajar, o elegimos comer o no, ¿por que no elegir lo más acertado en algo que marcará nuestra vida y la vida de tantas personas? Uno de los
momentos más negros de mi vida, no podía comprar a mis hijos unos míseros
juguetes para navidad, había calado hondo la crisis española en mi familia y
no teníamos a veces para disfrutas de una comida como las de antes, sin embargo
mi deseo de ver una sonrisa en la vida de mis hijos pequeños estaba por encima
de mi mente y mi corazón. Fuimos a una tienda de "todo a un euro" y
le compré varios jueguetitos, los envolví y se los entregué, Atrás quedaron
las psp's, juguetes caros y la ropa de marca que les comprábamos a finales de
año. Sin embargo, nuevamente la vida me sorprendió cuando volví a ver aquella
sonrisa agradecida de mis hijos aquella mañana del 26 de diciembre, ellos
jugaron con aquellos juguetes durante muchas horas, y yo con ellos era uno de
los hombres más felices del mundo. No eran las cosas, ni los regalos, ni la
crisis, ni tan siquiera el frío día que hizo, sino eran ellos, los niños, lo
que en su corazón habíamos sembrado. De igual manera cuando elegimos a nuestra
pareja debemos saber sembrar sin buscar nada a cambio, sólo la felicidad de la
otra persona que se supone que amamos, aprender a conocer a alguien no es
hacerle halago y ofrecerle la luna, sino entrar en su corazón, ponerte en su
lugar y decirte a ti mismo ¿puedo hacerla feliz? ¿Lleno yo su corazón? ¿dentro
de 15 años seguiré llenado su corazón con mis dones naturales que Dios ha
puesto en mi persona? Algunos pensarán, Dios proveerá, o con el tiempo conseguiré
cambiarlo, o cambiare,... pero el amor no va de lo que tu quieres dar, sino de
lo que tu tienes que dar para hacer feliz a la otra persona, para que ella o el
se sienta amado o amada.
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